sábado, 6 de agosto de 2011

Bahúl y Andrés Caicedo

No sabemos a qué obedece tu presencia, pero estás allí, amor, totalmente desarraigada de lo que nos rodea. Estás allí sólo para que podamos amar, dispuesta nada más a que nuestros cuerpos pataleén enchuspados en el tuyo y se revuelquen por turno o a un mismo tiempo en tus entrañas dulces y jugosas. Y ya lo ves, estoy hablando de ti otra vez, sé que no se puede, que es imposible, pero no importa, me gusta inventar. Nada importa si total, hundimos la cabeza entre tus senos y chupamos tu pelo como si fuera apio. Adivinarnos lo que estás sintiendo tu cuerpo cuando tus rodillas nos golpean, nos maltratan en su orden de que convirtamos todo lo que te pertenece en una bella masa líquida. Y vemos nuestras caras retratadas allí donde sabes que está la palabra felicidad escrita de la forma más desconocida. Yo le tomé una fotografía y al revelarla, no había más que un relampagueé manchoso. Ni siquiera una cámara fotográfica pudo llegar a recordarla. Ella metía la mano entre mis piernas y agarraba todo, y así dormía. Repetía que sólo nos tenía a nosotros, que fuera de nosotros no existía nada, porque juntos conjurábamos a la eternidad. Nos empujaba hasta el borde de la cama. Descolgaba las piernas y nosotros, apoyados sobre la pared, nos tirábamos de cabeza por el único camino que había en el mundo. Y nos dijo que se iba a ir, y la vieja Carmen que tocaba a la puerta, para que le apuraramos. Pero nosotros jamás saldremos.

Estoy en busca de un artista... pero afortunadamente Internet no olvida y encontré información de esa notita que ponía una recomendación de alguien que me ilustró muy bien en esa edad en cuestión de música y literatura, un primo segundo de parte de padre con el que desde entonces no hablo porque vine aquí pero que en esa época se hizo notar y ahora ha llegado alto a base de luchar por su pasión, la flauta travesera.

Lo encontré en la caja que contiene las fotos y los objetos que no he llegado a desenterrar hasta hace poco... cartas, notas, consejos para no olvidar y un VHS que no puedo ver no sólo por no haber reproductor VHS, que en su tiempo sólo vi una vez pero que luego fue escondido por varias razones... Pero ahí estaba, la notita, dentro... ¡tengo que encontrar sus libros! Porque he leído este fragmento (¡gracias, Internet!) y me ha dejado con ganas de más.

Cuánto se queda en el olvido, en una caja polvorienta que entierra consigo tantas reliquias personales que te alegras de encontrar pero otras que te afectan... pero como bien se dice, cada cosa a su momento... y es posible que ahora sea el momento de desenterrar y organizar.

Ponía...

Bogotá, 20 de agosto de 1997
Querida "Andsha" (aquí va mi nombre):


"Que nadie sepa tu nombre
y que nadie amparo te dé.


Que no accedas a los
tejemanejes de la celebridad.

Si dejas obra,

muere tranquilo,
confiando en unos pocos buenos amigos."

Andrés Caicedo (¡Que viva la música!)
Con mucho amor,
"Llamémoslo X"

No hay comentarios: