Bebe, disfruta cada instante como si tu vida se fuera en ello

Pasión y amor,
tan disparejos son?
es una disputa que hoy en día
guardamos todos en nuestro corazón.

Unos días se pelean,
otros días bailan al son
de los corazones mortales
que han cantado esta canción.

La pasión es un elixir
que cuando toca tu cuerpo
lo deja adicto hasta el fin;
abrasándote la boca
prosiguiendo al riachuelo
salvaje como un ave
remontando su fiero vuelo.

Hace temblar cada átomo de tu cuerpo,
con el contacto de la piel,
con el roce del sudor
que te hace estremecer.

La pasión deja salir la bestia que hay en ti,
mordiendo cada uno de los puntos que le lleven a la locura,
rugiendo obscenamente por el contacto de su textura,
pensando en desenterrar los instintos que guarda en si.

Pero ahora viene el amor,
sentimiento de la devoción;
demasiados autores
lo consideran su religión.

Algo más espiritual,
implica tu corazón;
sólo piensa en el bienestar
de quién te ha robado la razón.

Tu alma se siente desnuda
cuando esa persona aparece;
tus ojos se iluminan,
no pueden esconder lo que sienten.

Un escalofrío atraviesa tu pecho,
una presión que te tiembla todo el cuerpo;
con una caricia suya, con el atisbo de su mirada
hace que en tu interior hayan acompasadas danzas.

Tu mente está en caos
por no saber si es una maldición
o el más precioso regalo
el que ha tocado tu corazón.

Pero qué dicha, qué afortunado
debe sentirse tu vivir
encontrar a un alma y un cuerpo
con el que poder compartir
la delicia de los sentidos
con la dulzura de te quieros,
los enlazados besos
bajo el frenesí del mismo fuego,
las caricias cuidadosas
buscando el espíritu eterno
de la persona por la que en este momento
sientes mezclados todos esos sentimientos.

Que no te importe el pasado,
que no te importe el futuro
degusta cada momento
que te brinde cada susurro;
y, ¡sonríe, disfruta… ama!
porque la vida es una sola
y mereces que tu corazón palpite
como si un eterno mañana
no existiera en su alma.