miércoles, 4 de agosto de 2010

Enséñame a besar el aire
sin perder el aliento,
a morder tus labios sin sangrarlos
y a amarte en silencio
para no quebrar tu quietud.

Enséñame
a ver a Dios en las estrellas,
en el llanto apagado de una mujer,
en la silente caricia de un anciano
y en la mordedura de un perro
amor ajeno.

Qué sensación tan tierna

dejarse morir por un beso
y gemir como el viento en un suspiro.

Quiero que me enseñes

a caminar por la vida
sin dolerme de los desamores,
las tristezas, los engaños y los llantos.

Enséñame
a dejarme cautivar
por las rosas, el canto de un ave,
el fresco amanecer, el olor a mar,
a fruta fresca, a beso recién dado.

Cuando beso con la mirada las cosas

te siento en ellas y me encanta Dios.

Resulta que Dios mueve todo:

Las nubes, el viento,
el zumbido de un zancudo,
la fosforescente luz de la luciérnaga,
el relincho de una potranca,
el ladrar de un perro.

Un día amanece nublado o con sol

y Dios está allí, sembrando flores,
moviendo a su antojo la arena,
meciendo las olas,
hamaqueando las palmeras,
y haciendo que tú, sin desearlo,
contornees las caderas.

Dios me ha enseñado que tú

eres fuego y viento desatado,
terremoto intermitente,
pasión andante, agua que discurre,
tierra agitada, luz y sabiduría.

Quiero que me enseñes

cómo reprimir mis emociones
para frenar siempre el llanto
que se anuda en la garganta.

Es que ¿sabes?, el sabor amargo de las lágrimas

me han llevado a pensar
que debes enseñarme a andar por los caminos
sin caerme en el intento.

Por eso quiero que me enseñes

a ver las constelaciones,
a amanecer sin frío y sin soledad
a amar los trazos de tu piel,
tu aliento bucólico
y la melodía de tu voz,
apagada en un interminable beso.

Enséñame
, sólo enséñame a besar el aire
y a tejer con las nubes
pequeñas alfombras para que descansen tus pies.
José Luis Castillejos Ambrocio

En cuántos pedazos podríamos encontrar un corazón?

En cuántos momentos podríamos medir cada uno de los instantes en los que tu alma se estremece con sólo pensar, con sólo una conversación, con sólo una mirada, con sólo un recuerdo?

Tentación, atrevimiento... un interesante juego con fuego que puede llegar a quemarte y devorarte si no tienes cuidado pero por qué será que o unos huyen y lo evitan por completo, y otros se entregan a ella como una manera hedonista de vida?

No hay punto medio?

Y si lo hay, por qué será que es tan difícil encontrar cuando ahora que los ojos destapados están se te ensordecen los oídos, se tapas los ojos con las manos -ya no lo están con una venda- y prefieres callar esperando que una señal divina caiga del cielo y re-atraviese tu ser?

Ay... con tanto nos podemos encontrar pero tan solos o perdidos nos podemos sentir que necesitamos una mano que nos enseñe cosas ya olvidadas o nunca aprendidas precisamente por la carencia de eso mismo.

1 comentario:

m dijo...

Qué bonito poema Andrea, hacía tiempo qeu no me pasaba por aqui y me ha encantado, de verdad, aunque no sea tuyo.