Sin duda, inesperada es esta vida que te sorprende cada vez más con cada paso que avanzas.
Nunca terminas de acostumbrarte a ese impredecible Sino, o mejor dicho, acontecimientos. Como puede modificarse una relación a una opción que puedes haber barajado, pero a la que nunca le habías dado la importancia que merecía.
Puede que no termine en nada sino en simples palabras que se las lleve el viento, puede que no se cumpla lo medianamente planeado y salga completamente lo contrario; puede también que sea mejor de lo que te esperas, que te embriague con cada pequeño sorbo que vas dando y que se haga más y más fuerte.
Sólo puedo hablar por el presente, sólo puedo hablar por lo que pase en este preciso instante pero no puedo asegurar lo que pase, porque por desgracia o por fortuna, el futuro es completamente desconocido y puede que en ello esté lo excitante.
"Dejarse llevar", tan tentador pero tan peligroso... Pero me temo que en esta vida hay que arriesgarse para conocer el resultado, hay que jugar con fuego para obtener un resultado, aunque como bien dicen, te puedes quemar... Aunque el mundo es para los que se atreven, porque para el cobarde no hay más que suposiciones y no hechos.
Tiene que haber un momento en el que hay que vecer ese pudor, ese miedo, esa cobardía que te impide conseguir un propósito, que hace que no hagas más sino volver hacia atrás.
La clave está en tener la verdad por delante, por muy dura que pueda ser, pero no pretendas que no puede haber un mañana, no pretendas que no hay más que lo que hay en esa habitación, porque lo hay; hay un mañana, hay una repercusión para cada acto y hay que ser conscientes de ello. Ese es el fallo del dejarse llevar aunque puede ser tentador decir un "si te he visto, no me acuerdo". Pero sí, hay una memoria que no olvida y que no puedes borrar, por mucho que quieras.
Deleitarte de cada momento que te venga, de cada instante, de cada experiencia, saborearlo y disfrutarlo, como el suave tacto de una taza de café...
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