Vendrá un momento en el que una etapa, un primer año colmado de esencia de vida se esfumará con la llegada del verano, o más que esfumarse irá al cofre de los recuerdos para dar lugar a lo que tenga que venir...

No quiero escribir ahora mi posible despedida o "hasta luego" porque simplemente ahora quiero pensar en el verano futuro, no en los "nos veremos señoritas", no me gustan las despedidas pero como me dijo Miss Calle "siempre es bueno estar preparada y tener una carta de despedida por si acaso" (qué gran frase señorita, sin duda digna de alguien como usted).

Sí, verano es una palabra que inunda mi boca sintiendo mucho, pero sabiendo poco de cómo será...

La verdad es que no tengo ningún plan más allá de pasar unos días en Madrid -aprovechando que mis padres se van-; pasar otros días en Zaragoza después de la vuelta de tierras madrileñas y si es posible a darle un poco al estudio; ir a San Sebastián simplemente a realizar mis exámenes; y volver a Zaragoza, posiblemente, a prepararme para unos días en Barcelona que tendríamos que empezar a concretar YA (miss Grace, miss Calle c'etait par vous).

A partir de ahí sólamente un tapiz blanco representando que no tengo ni idea de qué más poder hacer... pero lo que deseo desde lo más hondo de mi corazón es seguir adelante, seguir escribiendo, llegar a algo que me parezca medianamente bueno.

Por ello tengo que salir y vivir, respirar, saborear, recorrer con mis manos lo nuevo que me lance la vida... Esa nueva poesía que se desea cuando quieres experimentar con otras cosas, dejar atrás una etapa y empezar la otra con ilusión.

Ayer sentí... ayer cuánto no sentí al ver ese atardecer desde el Peine de los vientos con unas gafas -de mentira para la obra de teatro- que me compré ayer pero que llevo buscándolas de Sol sin poder conseguirlas, mi cuaderno de borradores manchado, mojado, con hojas sueltas y sobre todo tachones...

Así que ahora después de comer veamos qué depara de sí el día... si más inspiración, escribir, sentir... o simplemente contemplación y reflexión.