martes, 8 de junio de 2010

Buenas, buenas noches.

Llegando de tierras del séptimo arte he aterrizado a estas horas por la peculiar madriguera que se ha montado en lo que suelo llamar "mi habitación".

Buena noche hace por estos lares, tan buenas que me temo que he vuelto a subir a altos lugares para respirar un poquillo de aire fresco y espero que no se convierta en costumbre en las noches que no puedo dormir porque si sigo así me temo que ya viviré más soñando despierta que dormida y que despierta...

Ahora proseguiré con mi incursión en el séptimo arte del cine en mi cubículo personal con Big Fish, película que de repente me han entrado ganas de ver así como Hannah y sus hermanas el día que llegué aquí y Amélie ayer a la tarde.

Cómo no depedirme con los versos que han protagonizado mi tarde y noche hasta hace unos minutos que he atravesado la puerta de mi portal, de mi casa, de mi habitación...

Lamium

Así se vive cuando tienes un corazón helado.
Como yo: entre sombras, arrastrándose sobre la roca fría,
bajo las copas inmensas de los arces.

El sol apenas me alcanza.
A veces, al comenzar la primavera, lo veo elevarse a lo lejos.
Luego crecen las hojas sobre él, hasta cubrirlo todo.
Siento su brillo entre las hojas, vacilante,
como quien golpea un vaso con una cuchara de metal.

No todos necesitan de la luz
en igual medida. Algunos
creamos nuestra propia luz: una hoja plateada
como un sendero que nadie puede recorrer, un lago de plata
poco profundo bajo la oscuridad de los arces.

Pero esto ya lo sabes.
Tú y aquellos que piensan
que viven por la verdad, y en consecuencia,
aman todo lo que es frío.

Louise Elisabeth Glück

Así que corazón frío al que el sol apenas le alcanza pero que lo único que posee es la luz propia que emana su cuerpo...

Quizás Louise vivía con tanta pasión cada minuto de su vida que puede que ese fuera el calor que hiciese su cuerpo moverse aún con un frío corazón al que en ocasiones iluminaba el sol en primavera...

Quizás, sólo quizás la luz no sea necesaria pero sí imprescindible para seguir avanzando paso a paso por un camino sin rumbo pero con el final que al fin y al cabo todo tenemos...

"Desgraciadamente es lo único seguro que tenemos en esta vida", oí decirle a alguien mientras una noticia salía de la boca de uno de los presentes...

Pero sí amigos míos, la vida es tan corta pero suficiente para que podamos intentar desentrañar lo que ella misma nos lanza inesperadamente, sin saberlo, sin que apenas puedas notarlo porque los caminos que nos tiene preparados son indescifrables hasta para el que lo tiene todo planeado.

Siempre habrá un lugar al azar por lo que qué mejor que simplemente dejar que lo que tenga que venir venga pero no sin antes haber estado preparada para lo que sea que tenga que venir aún sin conocimiento de ello.

Pero me temo que me siento mal sólo poniendo poemas que hablen de un corazón frío por qué no hablar del estar viva?

Estoy viva
como fruta madura
dueña ya de inviernos y veranos,
abuela de los pájaros,
tejedora del viento navegante.

No se ha educado aún mi corazón
y, niña, tiemblo en los atardeceres,
me deslumbran el verde, las marimbas
y el ruido de la lluvia
hermanándose con mi húmedo vientre,
cuando todo es más suave y luminoso.

Crezco y no aprendo a crecer,
no me desilusiono,
ni me vuelvo mujer envuelta en velos,
descreída de todo, lamentando su suerte.
No. Con cada día, se me nacen los ojos del asombro,
de la tierra parida,
el canto de los pueblos,
los brazos del obrero construyendo,
la mujer vendedora con su ramo de hijos,
los chavalos alegres marchando hacia el colegio.

Si.
Es verdad que a ratos estoy triste
y salgo a los caminos,
suelta como mi pelo,
y lloro por las cosas más dulces y más tiernas
y atesoro recuerdos
brotando entre mis huesos
y soy una infinita espiral que se retuerce
entre lunas y soles,
avanzando en los días,
desenrollando el tiempo
con miedo o desparpajo,
desenvainando estrellas
para subir más alto, más arriba,
dándole caza al aire,
gozándome en el ser que me sustenta,
en la eterna marea de flujos y reflujos
que mueve el universo
y que impulsa los giros redondos de la tierra.

Soy la mujer que piensa.
Algún día
mis ojos
encenderán luciérnagas.

Gioconda Belli

Estar vivo... por qué solamente achacamos al estar vivo el sentir euforia, felicidad, esa sensación indescriptible de que todo va a la perfección y no también el andar a solas llorando por las cosas más dulces y más tiernas?

Sí, "sonreír en días difíciles y no dormir en melancólicos..."; llorar de felicidad, sentir en tu propia carne que tu propio cuerpo quiere volar pero que le hacen falta alas para hacerlo porque las suyas mismas han sido extirpadas y aún están esperando a perder el miedo a crecer...

Por qué no añadir a esta larga entrada también algo de desesperación...

Llénate de mí.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora.
Soy el que pasó saltando sobre las cosas,
el fugante, el doliente.

Pero siento tu hora,
la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
la hora de las ternuras que no derramé nunca,
la hora de los silencios que no tienen palabras,
tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,
tu hora, medianoche que me fue solitaria.

Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
No, no quiero ser esto.
Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
Así crucificaron mi dolor una tarde.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.
Mi corazón no debe callar hoy o mañana.
Debe participar de lo que toca,
debe ser de metales, de raíces, de alas.
No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,
no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.

No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.
Entonces gritaría, lloraría, gemiría.
No puede ser, no puede ser.
Quién iba a romper esta vibración de mis alas?
Quién iba a exterminarme? Qué designio, qué palabra?
No puede ser, no puede ser, no puede ser.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.
Tienes de mí ese sello de avidez no saciada.
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
Vamos juntos, Rompamos este camino juntos.
Será la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.

Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,
inundando las tierras como un río terrible,
desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos
destrozando,
quemando,
arrasando
como una lava loca lo que existe,
correr fuera de mí mismo, perdidamente,
libre de mí, furiosamente libre.
Irme,
Dios mío,
irme!

Pablo Neruda

Ay, qué pasión, que desesperación desprenden estos versos que son unos de mis favoritos de Neruda...!
"Irme, Dios mío, irme!"; "yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre..."; "oh, quiero salir de mi alma!"

Sí, volar por Dios, volar porque aún teniendo vértigo es aquello que siempre he deseado simplemente por el placer de sentir el viento en mi cara y observar al mundo desde una perspectiva que hasta ahora no me ha sido posible.

Tanta pasión en estos versos, tanta pasión en este corazón que aún no sabe controlarse y que lo nota leyendo estos versos, leyendo los suyos propios... Ay, "corriendo fuera de mí misma, furiosamente libre..."

Y por qué no unas...
Pequeñas Lecciones de Erotismo

I

Recorrer un cuerpo en su extensión de vela
Es dar la vuelta al mundo
Atravesar sin brújula la rosa de los vientos
Islas golfos penínsulas diques de aguas embravecidas
No es tarea fácil - si placentera -
No creas hacerlo en un día o noche de sábanas explayadas
Hay secretos en los poros para llenar muchas lunas


II

El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado
Encuentras un astro y quizá deberás empezar
Corregir el rumbo cuando nube huracán o aullido
profundo
Te pongan estremecimientos
Cuenco de la mano que no sospechaste

III

Repasa muchas veces una extensión
Encuentra el lago de los nenúfares
Acaricia con tu ancla el centro del lirio
Sumérgete ahógate distiéndete
No te niegues el olor la sal el azúcar
Los vientos profundos cúmulos nimbus de los pulmones
Niebla en el cerebro
Temblor de las piernas
Maremoto adormecido de los besos

IV

Instálate en el humus sin miedo al desgaste sin prisa
No quieras alcanzar la cima
Retrasa la puerta del paraíso
Acuna tu ángel caído revuélvele la espesa cabellera con la
Espada de fuego usurpada
Muerde la manzana

V

Huele
Duele
Intercambia miradas saliva imprégnate
Da vueltas imprime sollozos piel que se escurre
Pie hallazgo al final de la pierna
Persíguelo busca secreto del paso forma del talón
Arco del andar bahías formando arqueado caminar
Gústalos

VI

Escucha caracola del oído
Como gime la humedad
Lóbulo que se acerca al labio sonido de la respiración
Poros que se alzan formando diminutas montañas
Sensación estremecida de piel insurrecta al tacto
Suave puente nuca desciende al mar pecho
Marea del corazón susúrrale
Encuentra la gruta del agua

VII

Traspasa la tierra del fuego la buena esperanza
navega loco en la juntura de los océanos
Cruza las algas ármate de corales ulula gime
Emerge con la rama de olivo llora socavando ternuras ocultas
Desnuda miradas de asombro
Despeña el sextante desde lo alto de la pestaña
Arquea las cejas abre ventanas de la nariz

VIII

Aspira suspira
Muérete un poco
Dulce lentamente muérete
Agoniza contra la pupila extiende el goce
Dobla el mástil hincha las velas
Navega dobla hacia Venus
estrella de la mañana
- el mar como un vasto cristal azogado -
duérmete náufrago.

Gioconda Belli

Se nota que me gusta mucho esta poeta, Gioconda Belli... es que simplemente me encanta cómo dice, cómo expresa cosas tan difíciles de expresar...

Y si os preguntábais por alguien que faltaba, uno de mis por no decir el más...
Lorca...

¡Ay voz secreta del amor oscuro!
¡ay balido sin lanas! ¡ay herida!
¡ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!

¡Ay noche inmensa de perfil seguro,
montaña celestial de angustia erguida!
¡ay perro en corazón, voz perseguida!
¡silencio sin confín, lirio maduro!

Huye de mí, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.

Deja el duro marfil de mi cabeza,
apiádate de mí, ¡rompe mi duelo!
¡que soy amor, que soy naturaleza!

Hasta pronto y espero que se os haya hecho amena la lectura.

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