domingo, 6 de junio de 2010

Como en una cama extranjera, extraña, sin reconocer apenas las sábanas que me rodean salgo, me levanto y me siento tras esta pantalla luminosa y testigo de este sin dormir.

Puede que cada uno tenga que volver una vista atrás y darse cuenta de los pasos para adelante y para atrás que ha ido dando en tan poco tiempo pero que se percibe tan largo pero tan rápido...

Por qué será que todo viene de repente y no espera a que me coloque en la posición de salida para empezar a correr y dejar la salida?

Por qué será que se siente tan bien estar en las alturas, a solas, sin que nadie interrumpa tu vista?

Muchos se preguntarán qué hacía a las casi 4 de la mañana subida a una azotea, sentada y cerrando los ojos intentando aspirar la energía de las luces... pues ahí estaba simplemente viendo el pasar de los desvelados, velando el dormir de los durmientes y escuchando algo de música en los auriculares buscando no despertar a todo el edificio.

Sí, era mi propia fortaleza de la soledad, ese lugar que considero idóneo para encontrar lo que llevas buscando aún sin saber lo que buscas en realidad.
Las mañanas cambiaron su signo conocido.
Ahora el agua, su tibieza, su magia soñolienta
es diferente.
Ahora oigo desde que mi piel conoce que es de día,
cantos de tiempos clandestinos
sonando audaces, altos desde la mesa de noche
y me levanto y salgo y veo "compas" atareados
lustrando sus botas o alistándose para el día
bajo el sol.
Ya no hay oscuridad, ni barricadas,
ni abuso del espejo retrovisor
para ver si me siguen.
Ahora mi aire de siempre es mas mi aire
y este olor a tierra mojada y los lago s allá
y las montañas
pareciera que han vuelto a posarse en su lugar,
a enraizarse, a sembrarse de nuevo.
Ya no huele a quemado,
y no es la muerte una conocida presencia
esperando a la vuelta de cualquier esquina.
He recuperado mis flores amarillas
y estos malinches de mayo son mas rojos
y se desparraman de gozo
reventados contra el rojinegro de las banderas.

Ahora vamos envueltos en consignas hermosas,
desafiando pobrezas,
esgrimiendo voluntades contra malos augurios
y esta sonrisa cubre el horizonte,
se grita en valles y lagunas,
lava lagrimas y se protege con nuevos fusiles.
Ya se unió la Historia al paso triunfal de los guerreros
y yo invento palabras con que cantar,
nuevas formas de amar,
vuelvo a ser,
soy otra vez,
por fin otra vez,
soy.


Gioconda Belli

Finalmente, un apoyo desde esta parte del mundo para Gustavo Cerati, cantante argentino de rock y excantante del grupo Soda Stereo -que imagino que algo os sonará-; ojalá no sea uno de los que han muerto sin ver el cénit de su carrera...

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