Soñar...hoy por hoy este fenómeno no atípico en nuestros impulsos parece que esté en decadencia en este día a día en el que vivimos por el escepticismo de los sablazos que han engendrado y despojado a viejos soñadores, cuya vida les ha dado y recibido más sablazos y heridas muy difíciles de borrar, de esa capacidad.

"Los escépticos de hoy son los compradores compulsivos de mañana"... eso decía el maestro Jedi a su joven Padawan hace unos días pero, ¿qué creerse y qué no en este mundo de vívoras y arpías o buitres que miran por beneficio y más beneficio?

Te topas con dos realidades: una que está "levemente" alterada por una utópica parábola o las palabras bien reflexionadas basadas en lo que en verdad puedes contastar con la kilométrica letra pequeña de detrás de un contrato que no todos se leen antes de ir cara a cara a un individuo abriéndole otra puerta.

La cuestión está en demostrar eso es una gran verdad, pero otra es que la desconfianza después de malas experiencias es justa y necesaria cuando has quedado marcado por las mismas en el mismo plano... pero ni vosotros sois los mismos, ni lo es el momento porque lo que nos diferencia -hay excepciones por supuesto- es el incesante movimiento en el que se encuentra nuestro cuerpo como ente que auna otras tantas cosas consigo (ya aquí cada uno tiene su planteamiento).

Estamos en un cúmulo de mensajes cifrados en gestos, comas que sustituyen verbos que sustituyen frases ahogadas... honestamente, exaspera porque en ocasiones sueles perderte en nimiedades convertidas en hechos relevantes cuando vas por el mal camino por lo que te pierdes las cosas que verdaderamente tienes que considerar; o, por el contrario, pensar lo que dice es lo que es y no hay nada que calle.

Honestamente, en cuanto a la segunda concepción -eran sólo un par de ejemplos de otra kilométrica lista de opciones- muchos hemos llegado tras vivir constantemente en la primera y mandar a tomar por cierto "conjunto de dos nalgas", "en algunos animales, zona carnosa que rodea el ano" o, directamente, "ano"  (según la RAE) la confusa sucesión de pensamientos que surge.

Para fácil... para fácil, ya tienes los "sé Swarzeneger o Stallone sin moverte del sofá con sólo darle a los tres botoncitos de un cinturón que a más de uno ha hecho ver estrellas" o de las muy famosas, sobre todo últimamente, plataformas vibratorias porque "con tu parche... y con tu fuerza de voluntad (esto último en bajito y lo más rápido posible), dejarás dejar de fumar".

Muchos dirán, muchas veces la presente lo ha dicho, "con lo fácil que es decir las cosas..." pero si las cosas fueran fáciles... viviríamos en la monotonía de una vida insípida y cómo olvidarme del "lo que cuesta y se termina consiguiendo merece la pena".