martes, 17 de julio de 2012

No he desaparecido de la faz de la tierra ni he sido abducida, tampoco me he roto el perfil derecho de mis pensamientos pero sí me ha intentado atacar una llama en una escapada a Francia -mejor no entrar en detalles, por favor-, se me han perdido las llaves de la sesera por la arena y cada día van pasando cosas que demuestran que la vida sigue, como tiene que seguir, con alguna que otra novedad pero, francamente, más ausencia de tiempo para escribir que otra cosa.

Y pasan los días sin que te des cuenta, pasan los besos, los sabores, las experiencias gratas y breves, porque sólo lo breve tiene esa sensación que sigue sobrando tiempo para vivirlo y los días se echan más encima aun de la manera más ingrata, los segundos no perdonan así como el encuentro diario con personas que se pierden en las aduanas de sus propios deseos.

No sólo no saber decir basta a una  empañado en frases pasadas que regañan a la injusticia del presente si no también la afonía del presente por el uso de palabras adobadas en nombres propios con los que nos identificamos ausentes de una idea propia; pensemos un segundo en el anhelo de algo que trascienda nuestro cuerpo con la pasión efímera de unas piernas calientes y la banalización de nuestros deseos personificados.

Y cada vez más me pregunto, no convertimos nuestros propios pensamientos en algo tan superficial como el sexo sin sentimiento? Día a día me encuentro con personas que se pierden en el ciclo efímero de objeciones sin pensamiento, reglas prescritas en una cabeza ausente de juicio propio como un guión sin argumento ni marco pero igual es que la superficialidad lo colma todo por aquí.

También existe la otra cara de la moneda y creo que esas son las que me abducen las tardes enteras de conversaciones pero después de un mes y medio puedo decir que al fin tengo un momento para poder sentarme en el ordenador y escribir... hasta ahora todo está en servilletas perdidas por una habitación de notas mentales que se entrecruzan y se terminan perdiendo pero tengo pendiente una pérdida completa y absoluta en la casa de unos amigos que viven semi-alienados en la mitad del bosque; por lo pronto nada mejor que música para esta especie de "reflexión".

La verdad es que este grupo ha sido recomendado por el vendedor de discos de vinilo, cds y libros de la tienda que está justo frente a mi portal que, por cierto, muchas gracias por el CD -aunque sé que no lo leerás- pero la cuestión es que me ha regalado algo de Gretchen Phillips así que cuando termine de escuchar el disco, lo subiré "y-legalmente" podréis escucharlo.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues es una suerte que no te hayan abducido. ;)

Unknown dijo...

jajaja casi pero intento seguir el camino de las baldosas amarillas ^^