jueves, 14 de enero de 2010
Añejo
Hoy, el Sol apenas se podía percibir a esas horas de la madrugada en las que sus sueños se apagaban automáticamente por la costumbre de hacerlo, aunque al día siguiente no tuviera nada que hacer. Su alma volvía a la respectiva celda de carne de ese lugar en el que se encontraba en sus horas de somnolencia y poco a poco sus párpados iban tímidamente mostrando sus ojos cansados y absortos.
Sus músculos iban uno a uno hinchándose, tensionándose, volviendo poco a poco al movimiento que iba perdiendo a medida que pasaba el tiempo la energía haciendo eco del retorno al mundo real y diluyendo poco a poco ese mundo de sueño en el que cualquier cosa podía pasar y en el que sus anhelada vida pasada regresaba a ella.
Su momento favorito era el del atardecer, pero no le disgustaba el amanecer: oír los gallos cantar, las alarmas de las personas que maldecían levantarse por preferir dormir y no ir a trabajar y poco a poco resignándose a un día más; y cómo olvidar el olor del café recién hecho que tanto amaba... ¡Oh sí! otra página de su vida esperando ser escrita aunque ya se han ido apilando en una multitud de escritorios.
Callada volvía a su monotonía, intentando que no lo fuera tanto absorviendo cada uno de esos pequeños detalles que podían hacer cada día único: un resbalón antes de salir, mil y una gotas contadas cayendo desde los balcones de las casas con plantas regadas por solitarias señoras y esas discusiones de conductores con la adrenalina al máximo dejando salir esa primitiva parte de ellos que es la violencia...
Amaba la vida, cada instante de ella, pero a la vez tenía cierto reparo en lo desgraciada que se sentía estando como en una celda de plástico que no puedes sentir pero sí tener la sensación de cuán encerrada estás y de lo difícil que es el salir...
Se podría decir que nuestra protagonista era una nostálgica por naturaleza, una sentimental con una gran empatía que sentía lo que los demás sentían: lloraba sin estar triste, sentía náuseas sin estar embarazada pero con sólo tener a una alrededor sentía hasta pataditas en su tripa, amaba cuando otros aman... Pero ella, ella no sentía, era incapaz de hacerlo por sí misma aunque tampoco el destino le había brindado en toda su vida la oportunidad de hacerlo.
Aunque a su cabeza vinieron cada uno de esos momentos de deseo por lo que no debía desear, esas oportunidades en las que llegas a un instante de tranparencia con otra persona pero que automáticamente, sin tener control sobre ellos los echas por la borda aún deseando irrefrenablemente el hacerlo aún más inolvidable; pero por lo visto se conformaba con vivir así, siendo una espectadora de películas ajenas e identificándose con historias que a ella jamás le ocurrirán...es como el horrible sentimiento de tener a la persona que amas cerca pero conformarte con ser su paño de lágrimas, testigo de sus sonrisas, de sus lágrimas, un personaje de segunda clase en sus historias pero no ambicionar ser protagonista de ellas.
Amaba tantas cosas, sentía tantas ganas por sentir, por experimentar, por vivir...siempre había sido así...
Ahora las canas asomaban en su cabellera que en un efímero y ya lejano momento fueron negras, esos ojos que antes parecían tan animados y tan enérgicos se han tornado en cansados y solitarios, su piel antes suave y tensa ahora es áspera y marchita y su cama que tantas veces había sido testigo de noches de lujuria y mañanas vacías ahora lo estaba tanto de noche como de día.
La sensación de haber vivido sin haber vivido rezumbaba en su ya olvidadiza cabeza, el sentimiento de que por mucho que quisiera esos años ya habían pasado y era demasiado tarde porque un corazón ya débil no es el mismo, porque sus piernas ya no reaccionaban como lo podían haber hecho, porque su cuerpo simplemente iba perdiendo la energía no consumida en su pasado...
Dime, quieres convertirte en eso? quieres desaprovechar tu juventud y despertarte no con la sensación sino con el hecho que la has desaprovechado intentando ser adulta y estar amargada antes de tener que hacerlo? dejad a los niños salir de vosotros, dejad no sólo las pasiones salir sino aprovecha la oportunidad de abrirte, no temas hacerlo porque puede que cuando te des cuenta ya se ha esfumado; dí esas palabras que tu lengua no se atreve decir, aunque sea por escrito pero al menos exprésate, siente y ten la valentía de lanzarte al vacío cuando lo tengas delante.
Vive tu propia vida, sé la protagonista de tu propia historia y no hagas a otras personas serlo por ti y disfruta pero aprovecha cada instante, cada momento y no pierdas cada olor, cada caricia de ese suave tacto de una taza de café que te confiere la vida.
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