En ocasiones como esta parto un pedazo de luna entre mis manos con las ansias ahogadas de quien no sabe si gritar del deslizarse sobre la carretera con un billete de vuelta abierta bajo el brazo; en ocasiones como esta, anhelo haber podido desenterrar las venas que se esconden entre letras secretas de instantes en los que sentir duele más que callar de la incapacidad de traducir esas escalas menores melódicas de pensamientos.

El río ha decidido ser salado porque las algas han decidido que no les quieren vivir en el mar; el mar ya no es el infinito de la libertad sino que tiene un cauce fijo limitado por sí mismo; las raíces de los árboles se extienden hacia arriba y las hojas se marchitan en el subsuelo... pero nosotros, nosotros decidimos.

Y sólo en ocasiones como esta, cuando pienso que es mejor callar a ahogarte entre la niebla, cuando susurro las palabras que asolan mi entereza pienso... por qué no os movéis dedos insulsos y tomáis las riendas de vuestra vereda? Por qué no aulláis boca, labios, faringe, cuerdas vocales... será que no se abren las puertas que se alzan entre la mente y el cuerpo? Será que sólo así sea posible que salgan como un borbotón de ideas hechas letras?

Son las 2:33 de la mañana y un "profeta", más bien intentando tomar el pelo (espero), dijo que en 4 días sería el fin del mundo pero si antes ni temía a la muerte ahora la temo por el mero hecho de no redimir mis ansias de atreverme a mirarte a los ojos, escapárseme ese anhelo de la suave y dulce comisura de tu boca -que cumple con esa armonía de suavidad y dulzura que emites tú en conjunto- y las incontenibles ganas de fundir en pasión cada una de las ataduras que paralizan mi cuerpo.